El camión me llevó
por una carretera-serpiente
a otro mundo.
Llovía en las montañas
subí buscando, trepando.
El pueblo del opio
me recibió
y me regaló
olor a resina de pino
chocolate, canela.
Casí olvidé
mi desolación.
Corte unas flores,
caminé por los últimos senderos
lloré a la madrugada
y me fui.
1 comentario:
Muy buen poema. La llegada, los olores, la desolación que no cede del todo, y una partida de madrugada. ¿Qué más? Lo que pasé entre el arribo y la salida, es, por supuesto, este poema, que unido a la desolación, la desnuda y muestra como lo que es: una de las etapas de la búsqueda. Lo de "últimos senderos" muy borgeano, un logro. Además, siempre es bueno terminar con un verbo en pretérito perfecto, como que ya está, se acabó y el silencio que viene después de eso es total ¿no?
Una histeria personal: me incomoda la repetición del gerundio.
Muy bueno, de lo mejorcito que leí últimamente. En serio.
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