jueves, 11 de enero de 2007

San José del Pacífico

El camión me llevó

por una carretera-serpiente

a otro mundo.

Llovía en las montañas

subí buscando, trepando.

El pueblo del opio

me recibió

y me regaló

olor a resina de pino

chocolate, canela.

Casí olvidé

mi desolación.

Corte unas flores,

caminé por los últimos senderos

lloré a la madrugada

y me fui.

1 comentario:

Sago dijo...

Muy buen poema. La llegada, los olores, la desolación que no cede del todo, y una partida de madrugada. ¿Qué más? Lo que pasé entre el arribo y la salida, es, por supuesto, este poema, que unido a la desolación, la desnuda y muestra como lo que es: una de las etapas de la búsqueda. Lo de "últimos senderos" muy borgeano, un logro. Además, siempre es bueno terminar con un verbo en pretérito perfecto, como que ya está, se acabó y el silencio que viene después de eso es total ¿no?
Una histeria personal: me incomoda la repetición del gerundio.
Muy bueno, de lo mejorcito que leí últimamente. En serio.