lunes, 19 de noviembre de 2007

Pepa-ojos-que-espían-detrás-de-una-cola

Estoy cansado, no creo que escriba mucho. Podría hacerlo, porque hace ya unos cuantos días que está cambiando algo, todavía no sé bien qué, dónde, cómo, por qué.

Unas cervezas con amigos cruzando la autónoma ciudad en colectivo, la clave para cruzar el puente. Pepa, perra pequeña, hiperquinética, abandonada, amiga, especie de lobita de juguete sin pedigreecon mucha suerte. JP, el artífice detrás de bambalinas, tirarle una onda a quien la necesita, curarse del viento violento. Me quedé dormido viendo una película, fumando con amigos, mirando las pocas estrellas que salen en estas latitudes tan iluminadas... al rato, me desperté renovado. Hice unos mates, nos sentamos en la cuisine, y así casi, sin darnos cuenta, empezaron a salir. Y Pepa los iba sacando, tranquila, serena... la palabra amor tiene tantas connotaciones que es dificil de usarla sin arrepentirse (¿sí?) con precisión, con verdad. Iban saliendo, y Pepa los iba acomodando, todo ya programado genéticamente: desde el Principio. Pepa, que te conocí desventurada y solitaria habitando la fábrica de amianto. JP, especie de santo del carajo, presencia propicia para que la vida se reproduzca.

¿Qué me importa pensar? ¿qué me importa la religión, el trabajo de esta sociedad étiestati-capitalista? ¿qué me importa el placer, tener plata, seducir mujeres, ser bello, prolijo y ordenado, atrevido, loco, romántico y decadente? ¿qué me importa leer a Nietzsche y Derrida y decir: ven que "nada que ver"? ¿Nada que ver con qué? La vida sigue su curso. El movimiento no se detiene. Iban saliendo, uno, dos, tres, etc. Y Pepa, los lamía, se comía su propia placenta automáticamente. Un automatismo que nos deja atónitos; sorprende ese automatismo, sorprende la vida. Hacía un instante, un rato antes de fumar con B, P y JP, antes de poner la película del artista loco, la abrazé a Pepa, sin saber que la wacha estaba por parir y le acaricié esas tetas hermosas de perrita que siempre fue flaca y ahora, matriz reproductora más allá de todo, madre recibida en la escuela de la vida, las exhibe, cargadas de potencia, para dar. Y se los iba mandando para atrás, se iban acomodando en la distribución geométrica del alimento. Se acomodaba uno, y ya se estaba preparando para sacar el otro... que capacidad Pepa.

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