sábado, 3 de febrero de 2007

Experimento

Pasan los días y todo sigue igual. Si, si, panta rei, todo cambia. Claro.
Ahora quiero salir a correr, sólo correr debajo del sol de verano y sudar y deshidratarme y respirar robóticamente limpiando el cuerpo de todas las toxinas que le meto periódicamente bajo el hipócrita slogan de "dígale no al suicidio". Pero no puedo. Tengo un problema acá en la espalda que no me lo permite. Tengo que correr acá, enfrente del estúpido monitor. Acá, mis piernas ya no corren, sólo corren mis dedos para ver que pasa. Esto es un experimento.

Y, entonces, después de un par de bofetadas que te dan cada tanto -como para no olvidar que estás teniéndo suerte, como para que no te sigas arrastrando como una babosa- uno ya no quiere hacerse "el loquito". Ojalá mis dedos pudieran correr más rápido. Más palabras, más sentimientos, más impresiones, más... siempre más. Porque no quiero que mi alter ego "Dios Babosa" estetize mi último útero; es más: ahora estoy matando a "Dios Babosa" sobre la piedra sacrificial. Es cómo extirpar un tumor de la psyche. Se acabó: chau "Dios Babosa", estás muerto.

Hoy va a ser otro día caluroso de febrero.

3 comentarios:

juan pablo dijo...

El cabello es como el pensamiento. Ni mi cabello ni mis pensamientos están enredados, porque tengo el peine del saber

hernancito dijo...

boludo

Rhodo dijo...

Ojo, candiloro, no me puties el blog que te voy a confiscar las gafas...