viernes, 6 de abril de 2007

Título.

Me he despertado con un ojo deforme. Así que este viernes me encontró a las diez de la mañana en el Hospital Italiano, una anónima institución que me derivó en laberintos bastante poco hospitalarios. Parece que es un orzuelo, que no salió todavía, bla, bla. "Además me duele la garganta doctora" le dije tratando de no prestarle atención a su mal aliento."Eso te lo tiene que ver un clínico". No le dije nada, hubiese sobrado.

[Hubiese querido, doctora, que me de un abrazo. Que me diga que no hay que tener miedo a los ojos deformes, ni a la descomposición del propio cuerpo. Que me diga que a usted la muerte no le importa. Si, que me dé un abrazo. No me hubiese importado su mal aliento. Ni su mal carácter. Ante todo la salud. Su abrazo me hubiese curado.]

Salir del hospital, eterno ya visto. Caminar, perder el tiempo. Ya estoy harto, siempre estuve harto de lo mismo. No sé de qué. ¿Hasta cuándo voy a seguir escuchando las mismas Gymnopédies, las mismas Gnosiennes, el mismo Eric Satie?

No hay comentarios: