viernes, 16 de marzo de 2007

Miller. Leve aumento de las fuerzas.

Una de las distracciones que retomé con esto del laburo de "prece" (que suena a pre esse) es la lectura por placer. No digo que no me guste tener que leer la Dialéctica trascendental -todo lo contrario- pero convengamos que tener que "aprendertela" para dar una final puede ser una Tarea cuando uno viene de meses como fueron enero y febrero. Sobre todo... podría seguir hablando de eso tanto.

[hay quienes, anónimante o no, a veces responden a las pavadas que escribo. Pierden su tiempo. Igual, lo entiendo. Es natural, a veces pasa que uno tiene que dejar un mensaje; una respuesta. Hay que responder, claro. Incluso hay quienes se compadecen de mí, ¡hasta me mandan unas palabras de aliento!. Por suerte no se nota tanto. La gente que lee esto -créase o no-, en general, no es tan retardada; y digo retardada, no en el sentido peyorativo, y también en ese sentido (este recurso oratiofálico me hace acordar una profesor de filo, no digamos su nombre). Pero más que nada, en el tiempo. No tan retardada en el tiempo.]

Se puso bueno Trópico de Capricornio. No mantiene una regularidad rítmica como On the road, y sin embargo la diferencia es como entre bucear con snorkel o con tanque. Kerouac: snorkel -más que snorkel, apnea de los pescadores de ostras filipinos-, Miller: tanque de oxígeno: preparate para bajar en serio, corte Cousteau. Bajas y subís. Cuanto más abajo, más profundo, a su vez más alto, más intenso. Hay frases impresionates:

"Si desde este punto no empiezo, es porque no hay comienzo. Si no vuelvo al instante a la tierra radiante, es porque de nada sirven las alas. Es la hora cero y la luna está en el nadir."

El nadir, creo, es el punto opuesto de la Tierra al que se llega alineándose con el cenit. No importa. Un poco más adelante me veo desconcertado:

"La insatisfacción que te impele de una palabra a otra, de una creación a otra, no es sino una protesta contra la futilidad del aplazamiento. Cuanto más despierto llegás a estar, como microbio artístico, menos deseas actuar. Estando del todo despierto, todo es justo y no hay que salir del trance. La acción, tal como se expresa en la creación de una obra de arte, es una negación de una obra de arte, es una concesión al principio automático de la muerte..."

O...

"...Ya no sé si es verdad que el reloj se paró en el momento en que alzé la vista después del primer trago intenso. Pero el mundo se detuvo en seco, so lo sé. Fue mi primera vislumbre del alma del hombre, o ¿debería decir que Dostoyevski fue el primer hombre que reveló su alma?(...)El mundo ordinario, despierto, cotidiano, había acabado para mí. también murió cualquier ambición o deseo de escribir que tuviese, y por mucho tiempo. Era como los hombres que han estado mucho tiempo en las trincheras, demasiado tiempo bajo el fuego. La aflicción, la envidia y las ambiciones humanas ordinarias... eran mierda para mí"

Miller había trabajado en una de las compañias de telegráfo mas grossas de Norteamérica de posguerra. Y tenía una fineza terrible para detectar todo lo típico de los trabajos institucionales (la rosca, el ñoqui, la pérdida de tiempo) que hacen de la raza una ridículez. . Algo familiar, muy nietzscheano, que nos da placer escuchar:

"Hice todo lo que mi naturaleza me ordenaba hacer. La naturaleza nos susurra al oído eternamente: Si querés sobrevivir; tenés que matar. Por ser humanos, no matamos como el animal, sino automáticamente, y el asesinato se disfraza y sus ramificaciones son infinitas, de modo que matamos sin pensarlo siquiera, matamos sin necesidad".

Por momentos me siento demasiado identificado con Miller. Tengo todo el libro subrallado, un enfermo. Pero bueno; basta, enough. El último y me voy a la cama:

"...No debería uno ahogarse en la oleada humana, ni siquiera para llegar a ser un maestro. Debería uno latir con su propio ritmo... a cualquier precio. En pocos años acumulé miles de años de experiencia, pero fue experiencia malgastada. porque no la necesitaba. Ya me habían crucificado y marcado con la cruz; había nacido exento de la necesidad de sufrir... y, sin embargo, no conocía otra forma de avanzar con esfuerzo que la de repetir el drama. Toda mi inteligencia estaba en contra de eso. El sufrimiento es fútil, me decía mi inteligencia una y mil vecers, pero seguía sufriendo voluntariamente. El sufriemiento no me ha engañado nunca; para otros puede que aún sea necesario, pero para mí no es sino una demostración algebraica de inestabilidad espiritual. Todo el drama que está representando el hombre de hoy mediante el sufrimiento no existe para mí: nunca ha existido en realidad. Todos mis calvarios fueron crucifixiones color de rosa, pseudotragedias destinadas a mantener avivados los fuegos del infierno para los pecadores auténticos que corren peligro de verse olvidados."

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