sábado, 5 de mayo de 2007

Mis sueños

Desde las más altas superficies de concreto, por encima de los vapores estacionales. Estructuras que se mantienen en equilibrio. Para abajo, nada. "Tiráte, no pasa nada" me dice JP. Fama, mucha plata, una glándula agradecida por el buen vino y el olor a tierra mojada, a cuerpo de mujer. Sobre el horizonte las ballenas se despegan hacia lo divino, a veces la tierra responde. Cataclismos, comuniones, dolor y belleza, hojas de coca esparcidas al viento y el vuelo de los cóndores que bajan por las violentas nevadas. Líneas que son límites que son fronteras que quieren decir algo. Policías y ladrones. Sanos y enfermos. Maestros y aprendices. Soledad en la tormenta y una rosa en la cruz. Una vez, una flor creció en el aire por encima de un San Pedro, la sostenía la nada. Si te despertás con agujeros en el pecho, tapalos con cera y seguí existiendo. Este aire que respiro, esas pilas en el asfalto, esos perros que resisten, ese muro que construyen por ahí, esos plomos y los cuerpos que viajan hacia ellos, la flecha de Zenón. El sentido oculto y una vida por delante.

Hoy asistí vivo a mi propio entierro de la mano de una mujer amada. En cierto momento todos mis amigos y familiares se van: es hora de entrar en la tierra. Pero no quiero. "Hoy no me puedo morir", pienso infantilmente. Le pregunto a mi mujer-fantásma si no es preferible que vuelvan nuestros relativos. "No, nadie quiere verte entrar al cajón". Mierda, que hipócritas. No termino de entender que ya estoy acá, que ya es la hora. Me niego a morir. Me despierto...

[No, todavía no; aún falta mucho por hacer, por dejarse hacer, por dejar de hacer, por dejar hacer. Ojalá...]

martes, 1 de mayo de 2007

Le siécle de Cyann



Cincuenta año después de la guerra de los confines, la hija del dictador local en Ohl viaja en expedición a la colonia de su clan, en el planeta de Ilho, en busca de la medicina que ponga fin a las fiebres púrpuras. La dureza de una jerarquía que no se elige, el punto superior de comprensión final de la sexualidad humana en sí y para sí, el dibujo cuidado, detallado de un guión sin dudas impecable -por lo menos en las dos primeras sagas- hacen de esta Bande Desineé una belleza peculiar digna de ser adquirida.